Ser Mamá Otra Vez
Hace algunos meses, una Amiga del Colegio con quien reconecté recientemente, tuvo a su tercer bebito. En una de nuestras pláticas, me compartió que la experiencia de ser Madre nuevamente le había tenido pensando mucho en la Virgen María y en cómo habría podido cuidar de Jesús de una manera tan dulce, paciente y perfecta...
Esa imagen también ha venido a mi cabeza con frecuencia a últimas fechas. Ella, como nosotras, seguramente vivió la maternidad con sus respectivas desveladas y muchos cambios de pañales (aunque de tela) incluídos... Pero quizá la principal diferencia con mamás terrenales como una, fue que María llevó su papel santamente: Sin quejas, sin pedir un "break", teniendo siempre presente que era el Hijo de Dios a quien estaba criando... Ahora que Mariana, nuestra segunda hija, ha nacido, he tratado de meditar en esta imagen de María viviendo la maternidad al máximo, anclada en la confianza divina.
Han sido meses interesantes. Una mezcla de sorpresa y certidumbre... Por momentos una llega a pensar que es dueña del escenario, ("si ya pasamos por esto anteriormente, ¿qué puede fallar?"), pero al final cada bebé es diferente, ahora hay que atender a dos pequeños corazones y no nos salvamos de los nervios y el estrés. Es ahí, en medio de la locura diaria, cuando nuestra Madre del Cielo puede ayudarnos a ver las cosas diferentes...
En los días en que la rutina de oración se hace difícil de seguir, me he propuesto rezar una decena del Rosario aquí y otra allá, entre arrullos y juegos. Quiero, con la ayuda de nuestra Buena Madre, recordar siempre que esta etapa de nuestros hijos es pasajera, deseo capturar en mi mente y en mi corazón cada segundo de nuestra vida familiar.
¿Cómo podría ser Mamá de dos pequeños, Señora, si no fuera con tu guía y con la fuerza del amor de tu Hijo que va más allá del cansancio, al final de la diaria jornada?
Mientras veo dormir a nuestra pequeña pienso en el milagro de Dios que tengo en mis brazos. A diferencia de la vez que me estrené como Mamá, esta segunda ocasión no tengo miedo de equivocarme, ni de perderme nada que esté sucediendo fuera de casa. (Lo que me asusta es que los días se escurran sin remedio, entre mis manos... sin dar los suficientes besos o quedándome con abrazos).
Y es que, hoy sé que Mariana no se quedará pequeñita para siempre. Como su hermano, crecerá también por mucho que le pida al reloj detenerse... Serán años ocupados, acelerados, pero quiero vivirlos al máximo, sin parpadear, sin escuchar los ruidos del mundo.
Ser Mamá otra vez está siendo, sin duda, una nueva oportunidad para...
-Vivir la maternidad a ejemplo de María y acrecentar mi fe.
-Comprobar aquello que dicen de que "con cada nuevo hijo, el amor no se divide sino se multiplica".
-Ser más sensible al dolor ajeno y buscar con todas las fuerzas hacer algo al respecto.
-Pedir al Señor paz en la tierra y pedir su provisión divina para el mundo entero.
-Servir a Dios y buscar agradarlo en lo mucho y en lo poco.
-Llamar al Padre Celestial incesantemente en la oración, consagrarle a mi familia diariamente y decirle, medio adormilada, pero inundada de emoción: "¡GRACIAS por confiarme esta nueva misión!".
Nelly Sosa nació en Monterrey y es esposa y mamá católica. Su reencuentro con Dios en el campo y su gusto por escribir la trajeron a El Árbol Menta. Tiene más de 15 años en el ministerio de la música y cree firmemente que la oración y el voluntariado pueden cambiar al mundo.