Mi Historia con mi Madre María
Alguna vez compartí en El Árbol Menta que Nuestra Santísima Madre me sigue...
Digo que María me sigue porque, por Diosidencias, cuando he estado en apuros o me siento sola, ella se hace presente de una manera u otra: alguien me regala una postal de María, o una estampita, o una imagen, la mencionan de forma especial en Misa, me invitan a un grupo Mariano o ¡hasta a trabajar en un colegio marista!
Desde pequeña me llamaba mucho la atención una figurita que tenía en la pared de la recámara que compartía con mi hermana Diana.
Era sencilla, pero para mi representaba un amor maternal único de Nuestra Madre por su bebé, Jesús.
Mi mamá también es muy cariñosa (hasta la fecha) y muy devota de Nuestra Señora y me gustaba observar las virtudes que ella trataba de imitar de nuestra Madre Celestial.
Recuerdo que cuando rezábamos el Rosario, al terminar las posadas en casa de mi abuelita, me quedaba muy atenta a todos los títulos que se le dan a María en las letanías.
¿Porque le llamaban “Torre de David”, “Arca de la Alianza”?
En ese tiempo no entendía nada. (Sólo repetía y repetía las oraciones esperando que llegara la hora en que nos dieran nuestra bolsita de dulces de la posada e ir a casa a disfrutarlos).
Más adelante noté que las letanías también estaban en el mural en el techo de la Basílica de la Purísima, en Monterrey.
Una vez, en uno de mis cumpleaños, dije que mi deseo era conocer a Nuestra Madre María, pensando que la vería cara a cara, en persona, algún día.
Ahora en mi vida adulta, he tomado dos dos cursos para conocer a profundidad a María y cuál fue mi sorpresa que uno de los cursos hablaba precisamente de todos los títulos de María mencionados en las letanías.
Supe que mi deseo de niña ¡se estaba cumpliendo!..
A veces al vivir fuera de México, en otro país, se siente la soledad, pero creo que María y Jesús siempre están presentes.
He sentido su abrazo maternal a través de mis amigas, a través de la oración y claro, muchas veces yo soy quien doy ese abrazo cálido a nuestra hija cuando lo necesita.
Sigo conociendo a María, trato de imitarla, ¡aunque sea dificilísimo!
Alguna vez una amiga me contó algo que le sucedió. Dice que estaba pasando por un desierto espiritual y se sentía impotente.
Pedía y pedía por la intercesión de nuestra Madre cuando de pronto, una vocecita interior le dijo: "¿cómo esperas que te ayude si no me haces Reina de tu casa?" Y desde ese momento se hizo muy devota al Rosario y lo reza con sus hijos a diario, sin falta.
Ese es el mismo deseo de mi corazón. Estoy tratando de poner a María y a Jesús como Reyes de mi Vida y de mi hogar. Sigo conociendo a nuestra Madre y espero, ahora con más ganas, verla cuando llegue al paraíso.
Betty Perks es esposa y mamá católica-mexicana viviendo en EU, aprendiendo cada día a amar a nuestro Señor más y más y descubriéndolo en lo cotidiano, sobre todo en la naturaleza. Le encanta cocinar, leer, caminar y descubrir cosas nuevas en Austin, Tx.
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