Nuestro Llamado de Dios a ser Padres (con la ayuda de San Francisco de Sales)
¡Qué bendición haber conocido a San Francisco de Sales y saber que, el Santo de la Amabilidad, pudo convertir su más grande debilidad en su más grande virtud!
En una visita al Monasterio de la Visitación en la Ciudad de México, después de haberme consagrado junto con mi esposo al Sagrado Corazón de Jesús, me hicieron un pequeño gran regalo.
En ese momento teníamos muy poco tiempo de casados y por tanto, poquísimo tiempo de conversos. Como había dejado de trabajar, tenía el tiempo y gozo del llamado del buen amor.
Ir al monasterio fue toda una experiencia y el Señor nos tenía ahí un llamado especialísimo.
En esa ocasión pudimos quedarnos a comer (ya saben que las comidas en los centros religiosos son ¡de-li-cio-sas!), de ver a un san Miguel Arcángel precioso y de convivir con algunas hermanas.
Cuando ya nos íbamos, hicimos fila para salir mientras la hermana que nos despedía en la puerta me miraba con insistencia y sonreía a la vez.
Yo asombrada, miraba detrás de mí, pensando: "tal vez se ha confundido de persona". Cuando llegué a la puerta, me preguntó: “¿usted tiene hijos?
“No”, contesté. La religiosa se fue y regresó con una oración para pedir la gracia de ser mamá y dos hostias sin consagrar con una oración escrita por San Francisco de Sales (para futuras mamás).
Desde ese día comencé a poner en oración, junto con mi esposo, la posibilidad de ser padres.
Comenzamos a rezar por nuestros futuros hijos y pusimos en manos de Jesús y la Mater, nuestra paternidad y maternidad. Seis meses después, ¡me enteré de que estaba embarazada de mi primer hijo!
Ahora justamente tenemos 2 hijos (coincidentemente, como el número de las hostias sin consagrar que nos reglaron).
La vida es un don y lo hemos ido acogiendo de a poco, con la dulzura y suavidad de nuestro Jesús.
Gracias Señor, por intercesión de San Francisco de Sales, nos permitiste soltar toda nuestra ilusión de tener las cosas "bajo control" y gracias Señor por guiar nuestras vidas, por quitar todo lo que nos aleja de ti.
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Aquí te comparto la oración para las futuras mamás de la que hablaba:
Oración de la Embarazada de San Francisco de Sales
Oh Dios eterno, Padre de bondad infinita que instituiste el matrimonio para propagar el género humano y poblar el cielo y destinaste principalmente nuestro sexo para esa tarea, queriendo que nuestra fecundidad fuese una de las marcas de tu bendición sobre nosotros, yo me postro suplicante, frente a Tu Majestad, que yo adoro.
Yo te doy gracias por el niño que traigo, a quien le diste el ser. Señor, extiende tu mano y completa la obra que Tú comenzaste. Que Tu Providencia traiga conmigo, por medio de una continua asistencia, la frágil criatura que Tú me confiaste, hasta la hora de su llegada al mundo.
En este momento, Oh Dios de mi vida, asísteme y sustenta mi debilidad con Tu mano poderosa. Recibe entonces, Tú mismo a mi hijo y guárdalo hasta que él haya entrado por el bautizo en el seno de la Iglesia, Tu Esposa, a fin de que él te pertenezca por el doble título de la creación y de la redención.
Oh, Salvador de mi alma, que durante Tu vida mortal tanto amaste a los niños y tantas veces los tomaste en los brazos, toma también al mío, a fin de que teniéndote a ti como Padre y habiéndote llamado Padre, santifique Tu nombre y participe de Tu Reino. Yo lo consagro con todo mi corazón, Oh mi Salvador, y lo entrego a Tu amor.
Tu justicia sometió a Eva y a todas las mujeres que nacen de ella con grandes dolores. Yo acepto Señor, todos los sufrimientos que me destinas en esta ocasión y te suplico humildemente, por la santa y feliz concepción de Tu Madre Inmaculada, que me seas benigno en el momento de dar a luz a mi hijo, bendiciéndome a mí y a ese niño que me darás, así como concediéndome Tu amor y una confianza entera en Tu Bondad.
Y vos, bienaventurada Virgen, Santísima Madre de Nuestro Salvador, honra y gloria de nuestro sexo, intercede junto a Tu Divino Hijo a fin de que atienda, en Su misericordia, mi humilde oración.
Te lo pido, oh criatura más amable, por el amor virginal que tuviste por José, tu santo esposo y por los méritos infinitos del nacimiento de tu Divino Hijo.
Oh santos ángeles encargados de velar por mí y por mi hijo, protéjannos y condúzcannos a fin de que por su asistencia podamos un día llegar a la gloria de la cual ustedes ya gozan y alabar junto con ustedes a nuestro Señor, que vive y reina por todos los siglos de los siglos.
Amén.
Viviana Cano recorre el camino de la fe, esforzándose por ser fiel hija de Dios, esposa y mamá de dos pequeños que diariamente le muestran a Jesús.
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